El jardín encantado tomado por la jungla de Xilitla
Esta es la historia de un delirio surrealista nacido de la voluntad de un excéntrico millonario de otros tiempos. El intento de un artista frustrado para levantar, en un exuberante rincón de la selva en México, aquello que su creatividad y billetera le permitiesen.
El resultado fue un conjunto casi olvidado para la historia del arte, una fantasía escultórica que parece salida de los diseños imposibles de Escher, los restos decadentes de una civilización perdida o los decorados abandonados de un film de ciencia ficción.
Las Pozas de Xilitla era el paraíso particular de Edward James, un carismático personaje a caballo entre sus inicios como mecenas de grandes artistas como Dalí o René Magritte, hasta el viejo brujo chamán en su retiro tropical, jugando a construir su sueño alucinante:
Jungla de asfalto. Escaleras a ninguna parte, columnas sosteniendo el cielo, puertas sin muros que les den utilidad, puentes desembocando en el abismo... Imagen Rosa Menkman
Bohemia y surrealismo. El jardín es un extravagante rompecabezas lleno de simbolismos.
Imagen Christophe Morisset
Paisaje exuberante. Columnas y elementos arquitectónicos se funden entre pozas y cascadas para darle un magnífico aspecto escenográfico y teatral. Imagen Rene De la Garza y Rosa Menkman
Ciencia ficción en la Sierra Huasteca. Del Planeta de los simios a la Guerra de las galaxias.
Imagen Rene De la Garza
México mágico. Algunas partes tienen un toque oriental, que junto con la textura del hormigón nos recuerda al Buda Park de Laos que visitamos aquí. Imagen Olivia Vivanco
Onírico y orgánico. Flores de cemento entre la frondosa selva que va recuperando su espacio.
Imagen Rosa Menkman
Jardín del edén. El paso del tiempo ha cubierto el lugar de un interesante matiz más oscuro y misterioso.
Imagen Rosa Menkman
El placer de saberse viva. Dice el fotógrafo Carlos Adampol que Eduard James construyó un sarcófago a su medida para "recostarse a disfrutar la muerte", ya que al morir no tendría tiempo para disfrutarla. Oculto entre la selva de Xilitla, el sarcófago es un lugar de paz y belleza.
Jugando a ser artista. El británico era consciente que no tenía ni idea de arquitectura o ingeniería, así que tendía a reforzar las estructuras más de la cuenta, si bien parecen sostenerse en un frágil equilibrio. Imagen Carlos Adampol
Aunque se hunda en el asfalto. La belleza es el fin último de los edificios, que no tienen otra finalidad que en todo caso, servir de refugio para los sueños individuales y colectivos de todos los visitantes y residentes que han pasado por aquí.
Imagen Eduardo Gutierrez
40 hectáreas de utopía. El monumento se desarrolló entre 1962 y 1984, año de su fallecimiento.
Imagen Rod Waddington
Quién te ha visto y quién te vio. Edward James con su poncho estilo tribal en los 70, y en la pintura La reproduction interdite, de René Magritte, 1937.
Escenario para vídeo-clips. Recientemente, varios artistas como Empire of the Sun o EME-15, han filmado aquí sus coreografías y bailoteos. Imagen extraída del vídeo pastelero de Nicole Scherzinger.
"Mira, estamos entre un montón de 'pseudo-realistas' que no producen nada más que basura. Así pues, tratan de actuar como locos para justificarse. Pero tú, que eres real, te esfuerzas para parecer cuerdo". Salvador Dalí a Edward James.
Imagen Guillermo Flores
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