El Oasis de Siwa en Egipto
Publicado por Ra Moon
En estos tiempos de agitación política, Egipto es percibido como un país peligroso para viajar. Parece como si las masas de turistas que hacían rebosar sus más conocidas atracciones, hubieran huido en desbandada. En el Museo Egipcio antes de la revolución, había que hacer cola para entrar en la sala de Tutankamón. En cambio, ahora sólo hay que compartir la despampanante máscara del Faraón con un puñado de visitantes. En este estado de las cosas, si te vas a un oasis remoto, está casi garantizado que lo tendrás todo para ti.
El oasis de Siwa está a medio día de viaje en autobús desde El Cairo, y se tarda casi ocho horas en llegar desde Alejandría. Esto no solía impedir que mochileros y turistas en general llenaran hostales y villas. Pero la zona está a tan sólo a 50 kilómetros de la frontera con Libia, y cuando fui allí, las últimas noticias desde país vecino eran bastante sombrías.
Pero miremos al lado positivo de esta situación. Ahora es posible disfrutar de un país, que tanto tiene por ofrecer al visitante, sin el exceso de visitantes. Así que veamos lo que nos espera después de pasar unos seis o siete puestos de control militar camino a Siwa:
El oasis de Siwa está a medio día de viaje en autobús desde El Cairo, y se tarda casi ocho horas en llegar desde Alejandría. Esto no solía impedir que mochileros y turistas en general llenaran hostales y villas. Pero la zona está a tan sólo a 50 kilómetros de la frontera con Libia, y cuando fui allí, las últimas noticias desde país vecino eran bastante sombrías.
Pero miremos al lado positivo de esta situación. Ahora es posible disfrutar de un país, que tanto tiene por ofrecer al visitante, sin el exceso de visitantes. Así que veamos lo que nos espera después de pasar unos seis o siete puestos de control militar camino a Siwa:
Empezamos con lo obvio: palmeras, lagunas y un mar de arena. Tanta arena que la habitación del hostal, a parte de baño, venía con una duna del Sáhara. La verdad es que era tan barato, que es normal que no llegue para escobas...
Todas las imágenes por Atlas of Wonders
Pero qué más da, cuando sólo hay que salir para disfrutar del espectáculo y encontrar un pequeño paraíso donde relajarse, como Fatnas Spring.
Históricamente, este lugar es conocido por albergar el legendario oráculo de Siwa. Su más ilustre visitante fue Alejandro Magno, quién cruzó el desierto con unos pocos hombres en una arriesgada expedición, tras fundar Alejandría, hace más de 23 siglos.
Sin embargo, no queda mucho del antiguo santuario del Oráculo, pero las vistas desde allí valen la pena el viaje.
Hay muchos manantiales y piscinas naturales donde darse un chapuzón, como el "Cleopatra's Bath".
Aquí se puede presenciar un fenómeno muy poco glamuroso: El fondo de la piscina va soltando cachos viscosos de algas, que emergen a la superficie de vez en cuando como burbujeantes zurullos.
Y por supuesto, es un lugar excelente para tomar un té de camino a la última pared que queda en pie de un templo egipcio, demolido hace más de cien años.
El templo sobrevivió hasta 1896, cuando un gobernador otomano, corto de materiales de construcción para la nueva mezquita, decidió dinamitarlo. Patrimonio, bye bye.
Si de verdad quieres ver antiguos restos Egipcios (en este caso, tan lejos del Nilo), hay que visitar la Montaña de los Muertos. Se puede entrar en algunas tumbas donde ha sobrevivido la decoración de los muros. Algunos de ellos fueron descubiertos durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los habitantes se refugiaron aquí del fuego cruzado entre el Afrika Korps y Ratas del Desierto británicos.
Por cierto, ¿Sabes qué es esto? Palomares. Aquí las palomas no son una plaga, sino un manjar para la cocina de Egipcia. Sus excrementos son también una valiosa fuente de fertilizantes.
La comida egipcia es absolutamente deliciosa. Echo de menos las pintas ultra-baratas de zumo recién exprimido, que hay en cualquier esquina. No te pierdas el zumo de caña de azúcar mezclado con jugo de naranja.
Casi se me olvida hablar de la antigua fortaleza de Shali, en el centro del asentamiento urbano. Se trataba de un amasijo de casas de adobe, pegadas las unas a las otras, con callejones muy estrechos.
Lo que queda es un conjunto interesante de ruinas laberínticas semi abandonadas.
Hoy en día es mejor no sacar el tema, pero Siwa fue conocida porque históricamente, la homosexualidad masculina era aceptada. Muy brevemente explicado: Todo comenzó con la tradición de obligar a los adolescentes a convivir fuera de las murallas de la ciudad antes de casarse, sin tener acceso a las mujeres.
Para leer más sobre esto y otras entretenidas historias sobre Siwa, hay muchas fuentes disponibles, como la Wikipedia.
He dejado lo mejor del oasis para el final: ¡Aléjate de él! Sal y encuentra el camino hacia el Sáhara. A tan sólo tres o cuatro kilómetros hacia el suroeste, comienza el Gran Mar de Arena. Pásatelo en grande rodando duna abajo, gritando a viva voz o simplemente, disfruta del silencio.
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