La isla Olkhon y las aguas congeladas del lago Baikal

Durante cinco meses al año, el extraordinario lago Baikal en la Siberia Occidental (Rusia), queda sellado por una capa de hielo de hasta un metro de espesor. Para tener una idea de su tamaño e importancia, Baikal es un gigantesco depósito natural de agua dulce: contiene una quinta parte de toda el agua que se encuentra en los lagos y ríos de nuestro planeta.

Además, esta es una parada casi obligatoria en la ruta del tren Transiberiano, cerca de Irkutsk. Lo que no es tan frecuente es aventurarse allí durante el glacial invierno y traer de vuelta estas asombrosas imágenes, como hizo el fotógrafo Marco Fieber:

Imagínate conduciendo sobre un desierto de agua congelada, hasta un oasis de rocas cristalizadas por el hielo.

Durante los meses de invierno son muy pocos los visitantes que llegan aquí para disfrutar de un recorrido sobre las movedizas placas de hielo de Baikal.

La perspectiva cambia por completo y se puede acceder a otras partes de la isla de Olkhon, como estas cuevas.

La gruesa capa de hielo, de alrededor de un metro, es lo suficientemente fuerte para resistir el peso de los vehículos hasta aproximadamente marzo o abril.

El hielo bajo tus pies puede ser transparente, como si estuvieras caminando sobre el agua, o brillante como un espejo.

Los turistas pueden contratar un tour que por lo general salen de Irkutsk y suelen durar unos tres o cuatro días.

La isla de Olkhon es conocida por ser el sitio perfecto para alejarse de la civilización, casi como un ermitaño.

Este lugar es de gran importancia para la antigua tradición chamánica de Siberia, la religión común de los pueblos indígenas de esta tierra, los Buryats.

Viajar por estas regiones en invierno tal vez sea una aventura difícil, ya que muchos servicios simplemente no funcionan y todo se ralentiza.

Pero una vez que uno se acostumbra al frío y después de pillar un resfriado casi permanente, ya puedes empezar a apreciar los fabulosos encantos de viajar fuera de temporada.

A veces está muy bien cuando te das cuenta de que eres, prácticamente, el único turista del lugar.